martes, 30 de abril de 2024

De códigos genéticos a códigos binarios.

 



Como profesor de ciencias siempre explico que la vida es aquella materia organizada, codificada en ADN.  En el mundo natural, la biodiversidad es una manifestación de la compleja programación molecular presente en los genes de cada especie. Esta programación genética dirige el crecimiento, desarrollo y comportamiento de todos los organismos vivos. Me gusta pensar que la materia se autoorganiza a si misma mediante los mecanismos de la vida.

En el ámbito tecnológico de la informática, la inteligencia artificial (IA) opera bajo principios similares, aunque emplea un tipo de código diferente: el código binario y los lenguajes de programación. Desde mecanismos simples como una calculadora de pulpería hasta un super servidor de Inteligencia Artificial moderno. Es casi como comparar la simplicidad de la vida bacteriana con el ecosistema de un bosque.

El ADN y el ARN funcionan como sistemas de autoprogramación que permiten a los organismos adaptarse y evolucionar.  Las diversas formas de vida, a partir de este mecanismo de adaptación, replicación y auto propagación han logrado tener un éxito evolutivo en algo mas de 3mil millones de años según algunas propuestas científicas. Como individuos que compiten, hasta manadas que colaboran y se mueven por toda la biosfera y posiblemente en espacios del universo que apenas sospechamos. La vida es maravillosa porque se manifiesta en formas tan diversas como el liquen, los peces, bosques tropicales conectados por hongos en sus raíces y millones de tardígrados flotando en la atmosfera. Todos obedeciendo a una programación básica de Adenina, Citocina, Guanina y
Timina.

Estamos acudiendo sin darnos cuanta, a menos que revisemos a diario las noticias de este tema, a un salto evolutivo de otra inteligencia que organiza materia. La IA se construye sobre códigos binarios y lenguajes de programación. Estos sistemas pueden aprender, adaptarse y realizar tareas complejas. Incluye ejemplos de aplicaciones recientes de IA que ilustren su potencial y flexibilidad.  Esta nueva especie, parabiológica, porque es elaborada por seres humanos, puede acompañarnos a una nueva era, la era de la superinteligencia. En algún momento escribí un articulo llamado La Era del Super Homo sapiens. Ahora creo que este nuevo ser, será quien utilice la inteligencia artificial, como el Homo sapiens resulto del uso del fuego.

Actualmente, en la pura esencia de los seres vivos y de inteligencia artificial (IA) encontramos parecidos increíbles como la capacidad de adaptación y aprendizaje autónomo. En biología, organismos como las bacterias y los virus demuestran una capacidad adaptativa al desarrollar resistencia a los antibióticos a través de mutaciones genéticas rápidas y transferencia horizontal de genes. En la otra acera, la IA utiliza actualmente algoritmos de aprendizaje automático que se adaptan y mejoran con la experiencia sin intervención humana directa. Un ejemplo evidente es el aprendizaje profundo, (Deep Learning) que ha permitido avances en reconocimiento facial, procesamiento del lenguaje natural y vehículos autónomos.

Se debe reconocer que estas similitudes no ocultan sus diferencias fundamentales. Los sistemas biológicos son intrínsecamente orgánicos, (basados en carbono) evolucionados a través de procesos naturales y sujetos a limitaciones biológicas. En contraste, la IA es una construcción digital, creada y optimizada por humanos con componentes electrónicos y algoritmos. Esta distinción conlleva implicaciones éticas y prácticas significativas. La biología trabaja dentro de los límites de la ética médica y ambiental, mientras que la IA plantea preguntas sobre privacidad, sesgo algorítmico y la futura interacción entre humanos y máquinas.

Estemos atentos a las posibilidades e implicaciones de esta carrera de la inteligencia para organizar la materia, mediante la vida orgánica y la inteligencia proyectada del ser humano en algo que puede reemplazar mucho de lo que nos hace sociedad. Pensar, imaginar, ser creativo y utilizar bien estas herramientas es ahora tan importante o más, que aquella ocasión cuando aprendimos a utilizar el fuego.

Saludos del profe Enrique.

 

 

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