viernes, 29 de septiembre de 2023

"La Hipótesis de la Mente Cósmica: La Evolución del Cerebro Humano como Motor de la Exploración Espacial"

 

"La Hipótesis de la Mente Cósmica: La Evolución del Cerebro Humano como Motor de la Exploración Espacial"

Al mirar las estrellas, nuestro cerebro podría ser activado, quizá hace mucho tiempo, por una especie de "instinto cósmico" que nos impulsa a buscar oportunidades más allá de nuestro planeta natal. La necesidad estimula la evolución.  La evolución es paciente, pero se deja moldear por el deseo de expansión y por que no, por la voluntad creativa.

El cerebro humano según la neurociencia, posee más neuronas de las que aparentemente utiliza, sobre todo en la primera infancia en la etapa de poda. Según Eric R. Kandel, James H. Schwartz y Thomas M. Jessell en Principles of Neural Science, la poda sináptica implica la eliminación selectiva de conexiones sinápticas menos utilizadas o redundantes para optimizar la eficiencia y funcionalidad del cerebro en respuesta a la experiencia y el desarrollo. Pero en esta etapa el cerebro tendría la potencialidad de ser estimulado y desarrollar capacidades que aun ni sospechamos posiblemente.

 Y según la genética también poseemos más genes de los que emplea en su funcionamiento cotidiano. Así lo explica el genetista Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, en su libro "The Language of Life: DNA and the Revolution in Personalized Medicine": "Tenemos aproximadamente 20,000 a 25,000 genes en nuestro genoma, pero, sorprendentemente, solo alrededor de 2,000 de ellos codifican proteínas. El resto, a menudo llamado 'ADN basura', desempeña un papel en la regulación de la actividad génica y en otros procesos celulares importantes"

A partir de estas premisas y del enorme potencial de nuestro desarrollo aun en evolución, podemos plantear una interesante perspectiva sobre la relación entre la mente humana y la expansión en el espacio. Esta idea sugiere que la evolución ha dotado a la humanidad con una capacidad potencialmente subutilizada que puede desencadenarse por la observación de las estrellas. La percepción de espacios y tiempos que están allí, como tierras, islas con minerales y placeres infinitos disponibles.

De manera análoga a cómo las plantas desarrollan mecanismos para propagar sus semillas y los hongos emplean esporas para expandirse, el cerebro humano podría haber evolucionado para desarrollar la capacidad de imaginar, planificar y ejecutar la expansión en el espacio. La contemplación de las estrellas, al abrir nuestra mente a la vastedad del cosmos y sus posibilidades, podría activar un conjunto de capacidades latentes que nos permiten trascender las limitaciones terrestres y colonizar nuevos territorios en el universo.

 La exploración del espacio podría actuar como un "una programación innata mental" que influye en la percepción y la conducta humanas. Desde los virus, bacterias, protistas y plantas poseen también el impulso de permanencia y expansión, para lo cual desarrollan adaptaciones increíbles. Al mirar las estrellas, nuestro cerebro animal, podría ser activado por una especie de "instinto cósmico" que nos impulsa a buscar oportunidades más allá de nuestro planeta natal. Esta hipótesis nos lleva a cuestionar si la mente humana, con su inmenso potencial aún no explotado, podría ser una herramienta fundamental en la expansión de nuestra especie a través del espacio y el tiempo.

Saludos del profesor Enrique Segura.