Hace días no voy al río, y debe estar muy celoso.
Las aguas no tranquilizan al alma que no
las mira.
Las aguas no se serenan, cuando les cae la
lluvia.
Él espejo de la poza, mira así
el alma del hombre.
Los árboles que le asombran por la sombra
de sus ramas,
Están
atentos a las rendijas que deja pasar él sol.
Él sol
estaba contento, porque él agua le miraba
Y él alma del caminante se saciaba con el agua
que los rayos reflejaban.