Salud mental.
Una súper bicicleta.
Un hombre la lleva arrastrada como un pedazo de chatarra.
Un hombre la lleva rodando caminando a su lado.
Un hombre va como de paseo montado sobre ella.
Un hombre como un profesional para llegar a su meta.
Todos usan la bicicleta al 100% pero de manera diferente.
Así la mente. El mejor de nuestros instrumentos existenciales.
El completo estado de bienestar
físico, mental y social(OMS). Se ha de
preguntar, ¿qué es completo? Menos que
lo máximo no es completo, y no hay límite de crecimiento. Vamos, lo que
quiero decir aunque suena aburrido, es que se puede cada día estar realmente
mucho mejor, y que en un año esa experiencia sea superada con creces de lo que
antes era un bienestar. Puede ser
sorprendente la diferencia entre lo mejor de ayer y lo de hoy. Siempre repito que entre lo mediocre y lo
bueno hay una pequeña y difusa distancia.
Mente.
Al igual que el cuerpo, la mente no
es lo que yo soy. Ambas cosas son un
instrumento de mí y para mi existencia. La mente y el cuerpo son como mi tripulación y mi barco. Se han hecho
decenas de experimentos para localizar la mente, pero se sospecha que sería el
capitán invisible que anda por allí en algún lugar de la nave o del mar viendo
todo y tomando decisiones. Sería algo así como la suma de los pensamientos, hábitos de conducta, y emociones
que se sustentan en el cerebro, como la electricidad se sustenta en un bombillo
para alumbrar. Como el programador invisible de una supercomputadora. Pero al
fin y al cabo, la mente no tiene límites. Una mente sana se evidencia como una
conducta coherente con las creencias y pensamientos. Una mente sana se reconoce
por la ecuanimidad, por la avidez hacia el aprendizaje, por la tendencia al autocuidado de las otras
facetas del ser.
Se ha escrito mucho sobre la mente, hay
cientos de libros obligatorios a leer si realmente interesa estar mañana mejor mentalmente.
Emociones.
La manifestación de que el alma se
comunica a través de la mente para experimentar la vida, son las emociones. Sensación de bienestar o malestar
son la guía de la existencia a nivel básico. Y las emociones desde las más
bajas como la ira, el odio y la tristeza, hasta más altas como la confianza, la
alegría y el júbilo, son gradualmente pueden ser como una escala o termostato
para darse cuenta de su salud mental. Para reconocer las emociones basta
observarse, preguntarse frecuentemente, ¿Cómo me siento? ¿Por qué me siento
así? ¿Cuáles de estos pensamientos me ata y arrastra en cual dirección? Y finalmente, cuales interpretaciones puedo
cambiar para cambiar este estado?
Pensamiento.
Un pensamiento no es más que un
paquete de información organizada que el cerebro puede interpretar como una
idea, palabra, emoción, color, imagen, recuerdo. Un impulso mental convertido
en símbolos internos. Pero estos pensamientos son los forjadores de las
emociones. Luego los ladrillos que si se montan unos sobre otros y otros,
repetidamente puede construir conductas, conocimientos, emociones, hacer
consiente lo inconsciente y viceversa. Porque es el lenguaje. Por eso
piensas en tu idioma. Y ese lenguaje es
aprendido y modificado a voluntad. Por eso se ha escrito tantos libros de
libros sobre el tema de cómo influyen en la construcción de la realidad.
Sin decir mucho, se puede aprender a
pensar. Primero meditando, o sea,
observar desde el silencio como fluyen, luego direccionando
intencionalmente. También es importante
enriquecer el lenguaje de las palabras, porque no se puede convertir una idea
intuitiva o inspirada en palabras si estas no están en tu diccionario.
Memoria.
La riqueza de nuestra identidad, o la
pobreza de la misma, es la suma de nuestras memorias. Solamente la intención de
enriquecerla puede hacerla fecunda. La memoria no tiene límites. Evidencia de
una memoria sana, es la capacidad de protegerse, de auto curarse, de tener un
sistema inmune fortalecido con cada experiencia. Una memoria sana, te permite
evocar de la riqueza interior pensamientos, emociones y experiencias
espontaneas positivas como el cuerno de la abundancia. Existen áreas
específicas del cerebro que se estimulan como un circuito eléctrico que
evidencian campos del soporte físico de la memoria, y estos son puente de
intercomunicación, alma, hipotálamo, cuerpo y la historia personal.
Drogas y Meditación.
Alterador químico de un estado
cerebral. Sustancias que estimulan los
neurotransmisores y aceleran reacciones de las glándulas del hipocampo. Ira,
jubilo, pánico, euforia, tristeza. Como se escribió arriba; las emociones
conectan el alma con el sistema endocrino con el cerebro. Pero se estimulan
con pensamientos que provocan neuropéptidos que fluyen entre neurona y neurona.
Luego activan sensaciones de placer o malestar. Generalmente las áreas de
recompensa son sobre estimuladas como cuando se arrea el ganado con el chuzo
eléctrico, por tanto el organismo hace decaer el mecanismo natural de fabricar las hormonas de esas
glándulas. Por eso se provoca un desequilibrio entre el mecanismo de recompensa-castigo
a nivel hormonal-emocional. Convergiendo todo esto en aberraciones de la
conducta. Obviamente provocando además la adicción, que tal como el sueño, el
hambre o el apetito sexual son parte de los ciclos bioquímicos del organismo.
Quiero escribir esta idea con punto y
aparte. La meditación, intencionalmente puede ayudarle a la mente a gobernar
todos los procesos endocrinos y del pensamiento a evocar o acelerar cualquier
estado de la consciencia. Cualquier estado de júbilo, dicha, paz interior,
acompañado de una consecuente regeneración del equilibrio interior y exterior,
puede ser producto de la meditación. Esta es la vía para la prevención y
sanación de cualquier situación con las drogas.
Es bueno dejar claro que la meditación no es más que la sana
observación intencionada de su yo interior. Su mejor yo interior. Su dios o
cualquier atisbo de bienestar superior que de cualquier manera quiere
despertarse en la persona. El silencio saludable que calma los disturbios del
lenguaje, de la agenda, del cuerpo, de las emociones; tras el cual, se pueden
tomar decisiones coherentes con el verdadero BIENESTAR.
Enrique Segura 10 octubre 2016.