Como profesor de ciencias siempre explico que la vida es aquella materia organizada, codificada
en ADN. En el mundo natural, la biodiversidad es una manifestación de la compleja programación molecular presente en los genes de cada especie. Esta programación genética dirige el
crecimiento, desarrollo y comportamiento de todos los organismos vivos. Me gusta pensar que la materia se autoorganiza a si misma mediante los mecanismos de la vida.
En el ámbito tecnológico de la informática,
la inteligencia artificial (IA) opera bajo principios similares, aunque emplea
un tipo de código diferente: el código binario y los lenguajes de programación.
Desde mecanismos simples como una calculadora de pulpería hasta un super
servidor de Inteligencia Artificial moderno. Es casi como comparar la
simplicidad de la vida bacteriana con el ecosistema de un bosque.
El ADN y el ARN funcionan como sistemas de autoprogramación que permiten a los organismos
adaptarse y evolucionar. Las diversas formas de vida, a partir de este mecanismo de adaptación, replicación y auto propagación han logrado tener un éxito evolutivo en algo mas de 3mil millones
de años según algunas propuestas científicas. Como individuos que compiten, hasta manadas que colaboran y se mueven por toda la biosfera y posiblemente en espacios
del universo que apenas sospechamos. La vida es maravillosa porque se manifiesta en formas tan diversas como el liquen, los peces, bosques tropicales conectados por hongos en sus raíces y millones de tardígrados flotando en la atmosfera. Todos obedeciendo a una programación básica de Adenina, Citocina, Guanina y
Timina.
Estamos acudiendo sin darnos cuanta, a menos
que revisemos a diario las noticias de este tema, a un salto evolutivo de otra
inteligencia que organiza materia. La IA se construye sobre códigos binarios y
lenguajes de programación. Estos sistemas pueden aprender, adaptarse y realizar
tareas complejas. Incluye ejemplos de aplicaciones recientes de IA que ilustren
su potencial y flexibilidad. Esta nueva
especie, parabiológica, porque es elaborada por seres humanos, puede acompañarnos
a una nueva era, la era de la superinteligencia. En algún momento escribí un
articulo llamado La Era del Super Homo sapiens. Ahora creo que este nuevo ser,
será quien utilice la inteligencia artificial, como el Homo sapiens resulto del
uso del fuego.
Actualmente, en la
pura esencia de los seres vivos y de inteligencia artificial (IA) encontramos parecidos
increíbles como la capacidad de adaptación y aprendizaje autónomo. En biología,
organismos como las bacterias y los virus demuestran una capacidad adaptativa
al desarrollar resistencia a los antibióticos a través de mutaciones genéticas
rápidas y transferencia horizontal de genes. En la otra acera, la IA utiliza actualmente
algoritmos de aprendizaje automático que se adaptan y mejoran con la
experiencia sin intervención humana directa. Un ejemplo evidente es el
aprendizaje profundo, (Deep Learning) que ha permitido avances en
reconocimiento facial, procesamiento del lenguaje natural y vehículos
autónomos.
Se debe reconocer que estas similitudes no
ocultan sus diferencias fundamentales. Los sistemas biológicos son
intrínsecamente orgánicos, (basados en carbono) evolucionados a través de
procesos naturales y sujetos a limitaciones biológicas. En contraste, la IA es
una construcción digital, creada y optimizada por humanos con componentes
electrónicos y algoritmos. Esta distinción conlleva implicaciones éticas y
prácticas significativas. La biología trabaja dentro de los límites de la ética
médica y ambiental, mientras que la IA plantea preguntas sobre privacidad,
sesgo algorítmico y la futura interacción entre humanos y máquinas.
Estemos atentos a las posibilidades e implicaciones
de esta carrera de la inteligencia para organizar la materia, mediante la vida
orgánica y la inteligencia proyectada del ser humano en algo que puede reemplazar
mucho de lo que nos hace sociedad. Pensar, imaginar, ser creativo y utilizar
bien estas herramientas es ahora tan importante o más, que aquella ocasión
cuando aprendimos a utilizar el fuego.
Saludos del profe Enrique.